Cuando fallece el dueño de un negocio, es normal que los trabajadores, socios y figuras relacionadas se pregunten qué pasa con la continuidad de la empresa. Estamos hablando de una situación compleja, en la que entran en juego elementos como el certificado de últimas voluntades, por lo que es preciso detallar los posibles escenarios que se pueden presentar tras la muerte del propietario de un negocio.
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Fallecimiento del empresario: qué ocurre con los trabajadores y el negocio
Para saber qué ocurre con la continuidad de una empresa cuando su dueño fallece, primero debemos acudir al artículo 49 del Estatuto de los Trabajadores, el cual nos expone que una empresa puede extinguir sus relaciones laborales con los empleados bajo tres situaciones particulares del empresario:
- Jubilación.
- Fallecimiento.
- Incapacidad.
Conociendo esta información, podemos comprender que el fallecimiento se enmarca en uno de los casos en los que se puede dar la extinción de la relación laboral entre compañía y empleados. Sin embargo, esto no ocurre en todas las situaciones, puesto que los herederos tienen la última palabra en cuanto a la continuidad de la empresa y sus actividades comerciales.
En este sentido, los herederos deben solicitar el certificado de últimas voluntades para comprobar que el fallecido ha dejado un testamento. En este último, podremos verificar a qué heredero se le ha designado la propiedad de la compañía, que quedará sujeta a las normativas del derecho de sucesiones dada la situación. Existen cuatro situaciones diferentes que se pueden dar a partir de este punto.
El heredero acepta la herencia
En este caso, no se extinguirían las relaciones laborales entre trabajadores y empresas, siendo el heredero el nuevo responsable de gestionar los contratos y las actividades a desarrollar por parte de negocio. Básicamente, el proceso terminaría siendo un cambio de titular en el negocio, donde se mantienen las condiciones previas al fallecimiento.
El heredero no acepta la herencia
En esta situación, debemos atender al orden sucesorio dentro del testamento, para saber quién será el siguiente en recibirla. En caso de que todos los individuos terminen por rechazar la herencia, será el Estado el que la reciba como última opción.
El heredero acepta la herencia, pero termina vendiendo el negocio
En muchas ocasiones, los herederos comienzan involucrándose con la empresa, pero no son capaces de afrontar las responsabilidades correspondientes y terminan vendiéndola. Esto no tiene ningún efecto en las relaciones contractuales con los trabajadores, puesto que, al aceptar la herencia, todo se mantiene como antes.
El heredero acepta la herencia y se niega a continuar con la actividad comercial
En la práctica se han visto algunos casos de este tipo, siendo los más complicados, dado el compromiso en el que se pone a los trabajadores. Si no se prescinde de ellos, no existe la posibilidad de efectuar la extinción de la empresa, por lo que se tendrá que resolver la situación individual de cada trabajador para proceder al cierre de actividades.
El fallecimiento del dueño de una empresa es una situación bastante complicada para el negocio y su entorno. Dado el funcionamiento de las sucesiones en nuestro país, cualquiera de las situaciones expuestas anteriormente pueden verse reflejadas en la práctica.
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CEO de Marketers Group. Agencia de marketing digital especializada en servicios de SEO, Publicidad digital y Business Analytics. Director del portal Tiempodenegocios.com. Formador in-company para empresas como Bayer, Roche, Evercom, Claró Partners entre otras.