Desde que finalmente tenemos esa idea de negocios con gran potencial y que nos convence a emprender, hasta que realmente podemos llevarla hasta el punto en que se convierta en un negocio rentable y relativamente sólido, es probable que debamos transitar por diversas etapas, cada una de las cuáles con sus propios desafíos.
Siempre se debe intentar emprender teniendo un plan de negocios claro, que incluya al menos un producto totalmente definido, un mercado delimitado, un plan de marketing inicial y una proyección financiera creíble y viable. En este sentido, debe dejarse lo menos posible al azar, tratando de prever la mayor cantidad de actividades y escenarios posible para responder adecuadamente a las exigencias –e inclusive adversidades- que encontraremos en el camino.
Índice del contenido
- Transformación de una idea a una startup
- Primera etapa: encontrando tu clientela y evitando las crisis existenciales
- Segunda etapa: del lobo solitario a la pequeña jauría
- Tercera etapa: estableciendo una organización y un modelo de negocios para el crecimiento
- Cuarta etapa: piensa en una infraestructura que esté a la par con tu organización
- Quinta etapa: tiempo de actuar como los grandes
Transformación de una idea a una startup
No obstante, en el emprendimiento siempre habrá incertidumbre y fases que deben irse superando en el camino. Es por esto que en Tiempo de Negocios queremos mostrarte estas etapas desde que empezamos un nuevo emprendimiento, hasta que este tiene ingresos constantes y deja de tambalearse ante el más mínimo vaivén, a fin de que puedas prepararte para cada uno de ellos, y puedas ir subiendo uno a uno estos escalones, evitando tropiezos:
Primera etapa: encontrando tu clientela y evitando las crisis existenciales
Una vez que te lanzaste al agua y decidiste constituir tu empresa, necesitas comenzar a buscar esa corriente de clientes que darán sostenibilidad a tu negocio. En esta etapa es común que se presenten algunos escenarios de incertidumbre que te hagan cuestionar si mantenerte apegado a tu plan.
Obviamente la primera fase de un negocio es aterradora: mucho trabajo por hacer, pocos clientes, pocos ingresos y muchas cuentas por pagar. Inclusive, es común que empecemos a ver algunas otras potenciales áreas de negocio que pareciera que podrían generarnos algunos ingresos adicionales y que pueden ser atractivos para explorar.
No obstante, debes tratar de apegarte a tu plan. Si hiciste un plan de forma adecuada, las erogaciones de dinero que estás haciendo deberían de estar alineadas con lo que habías previsto: si esto es así, no temas. Es común que muchos emprendedores se sientan abrumados por esta etapa inicial donde poco es el dinero que llega y mucho el que sale, y deciden abortar sus planes antes de poder llegar a la etapa donde puedan empezar a ver ingresos. Es por ello que tu plan debe ser realista, contemplando un crecimiento conservador y evitando gastos e inversiones superfluas que minimicen la carga en las etapas iniciales, con lo cual esta primera fase de desbalance debería estar contemplada y no debe asustarte.
Asimismo, evita distraerte con oportunidades alternativas de negocio hasta que tu producto inicial y sus ventas, no estén consolidadas. Ten en cuenta estas nuevas oportunidades e impleméntalas sólo cuando el resto de tu negocio esté lo suficientemente maduro como para que tengas algo de tiempo para concentrar tu atención en nuevas aventuras.
Segunda etapa: del lobo solitario a la pequeña jauría
Una vez que tu emprendimiento comience a ganar algo de reputación y comiences a atraer clientes, eventualmente tendrás que ampliar el equipo de trabajo y deberás comenzar a delegar algunas tareas para poderte enfocar en las actividades estratégicas.
Sí, era sensato que mantuvieses lo más bajo posible la cantidad de empleados que incorporabas mientras estabas tratando de conseguir clientes: después de todo, no quieres aumentar los gastos con un montón de personal que terminaría ocioso. No obstante, debes saber darte cuenta cuándo es necesario incorporar nuevas personas y delegar actividades o, de lo contrario, no sólo terminarás perdiendo capacidad de seguir atrayendo clientes y de tomar decisiones relevantes, sino que podrías impactar negativamente la atención que das a tus clientes y, por consiguiente, derrumbar la reputación de tu negocio.
Tercera etapa: estableciendo una organización y un modelo de negocios para el crecimiento
Llegará un punto en el que seguirás haciendo muchas tareas de distintas áreas y que el equipo ya no cabrá en un único mesón. En este punto es que comenzarás a darte cuenta que ya no basta con emplear individuos a los que puedas delegarles tareas, sino que necesitarás de individuos capaces de ayudarte a coordinar esas actividades y supervisar la labor de otras personas.
Asimismo, en este punto se hará evidente que debe haber algún tipo de formalidad en cuanto a procedimientos y capacitación: ya no puedes detenerte a explicar a cada nueva persona su rol y a supervisar cada actividad. En este punto vale la pena comenzar a establecer cuáles son las tareas y los objetivos de cada área funcional a fin de que cada persona tenga mayor claridad sobre qué debe hacer, así como permitir que los coordinadores puedan dar directrices claras y guiar de una mejor forma.
Además, ya en este punto deberías de contar con una base de clientes y disponer de una mayor formalidad en tus procesos que te permita la generación de leads que puedan traducirse en ventas, con lo cual la volatilidad de tu negocio no sólo debería comenzar a decrecer, sino que ya debería de ser posible comenzar a hacer tareas de proyección de ventas, inventarios y crecimiento de una forma más acertada.
Cuarta etapa: piensa en una infraestructura que esté a la par con tu organización
Ya para este punto tienes un negocio que no sólo parece sostenible, sino que sigue creciendo. Aunque desde la perspectiva organizacional y procedimental ya has implementado una estructura más formal, es evidente que tu organización ha crecido más rápido que tu infraestructura física y tecnológica, teniendo inclusive una organización que quizás trabaje como varias islas separadas.
En esta etapa es posible que necesites una importante inversión para ir integrando sistemas que permitan no sólo el trabajo conjunto de varias personas en un mismo equipo, sino estos puedan interconectarse con otros equipos de trabajo de forma eficiente. Asimismo, en este punto es necesario que puedas comenzar a poder obtener datos, medir actividades y obtener métricas de forma automática, que permitan hacer un monitoreo y seguimiento a los objetivos trazados para las distintas personas y áreas.
Además, es posible que debas replantearte si el espacio físico y las herramientas de trabajo que das a todo tu equipo son adecuadas.
Quinta etapa: tiempo de actuar como los grandes
En este punto ya debes tener un negocio consolidado y ordenado. No obstante ya será evidente que no sólo debes delegar tareas y algunas actividades de coordinación y supervisión, sino que debes incorporar a tu equipo a personas a las que puedas delegar la toma de decisiones. En este sentido, puede que organizacionalmente sea necesaria una mayor evolución para hacer espacio a estas nuevas cabezas capaces de ayudarte a trazar estrategias y que puedan hacer sus propias elecciones.
Debes incorporar a personas capaces de asumir esta responsabilidad, con la formación académica y experiencia necesaria para hacer surgir a tu negocio. Asimismo, tus directrices deben ser bastante claras a fin de evitar que haya errores de interpretación de los objetivos de tu empresa, para aquellos quienes estarán incorporándose a diseñar la estrategia necesaria para lograrlos.
Asimismo, tu infraestructura y sistemas deben seguir madurando a fin de continuar generando sinergias entre equipos de trabajo y puedas mantenerte vigente en tu mercado.
Aún cuando no necesariamente cada uno de estos escalones llegará de forma secuencial, y en ocasiones algunos se solapen, estos dan un imagen de cómo prepararte para los desafíos a los que se enfrentará tu emprendimiento hasta llegarse a convertir en una startup consolidada. Asimismo, esto podría ayudar a darte cuenta de algunas cosas que cuesta reconocer cuando se está en el ajetreo del día a día de un emprendimiento, y a generar frustraciones que hagan tomar decisiones poco acertadas cuando realmente estás a las puertas del éxito.
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CEO de Marketers Group. Agencia de marketing digital especializada en servicios de SEO, Publicidad digital y Business Analytics. Director del portal Tiempodenegocios.com. Formador in-company para empresas como Bayer, Roche, Evercom, Claró Partners entre otras.