La historia de la humanidad se puede contar a través de sus revoluciones. Desde los comienzos de las más antiguas civilizaciones, el ser humano ha tenido que romper esquemas que parecen “predeterminados” para descubrir qué hay más allá. Inicialmente hubo una revolución neolítica, que generó la vida agrícola y permitió un desarrollo de las letras. Posteriormente, se dio la revolución de las exploraciones y, siglos más tarde, como consecuencia de importantes eventos, la revolución de la ilustración y de los movimientos independentistas. Pero, la revolución que aceleró la modernización fue la revolución industrial, constituida por varias fases.
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La revolución de la era digital
La última revolución que hemos vivido y seguimos viviendo, es la digital, que ha visibilizado avances en todas las áreas de la vida y la industria, incluyendo el desarrollo de servicios avanzados, como la prueba de vida pasiva, de la cual te hablaremos en este artículo. Pero, antes de entrar de llenos en materia, es importante destacar que la ocurrencia de pandemia por el virus COVID-19 aceleró y consolidó un proceso que ya estaba dando todos los visos de ser imparable y necesario para el auge corporativo, el sostenimiento del motor económico y las mejoras sociales.
Así que la revolución que vivimos actualmente se caracteriza por tocar todas las fibras de la sociedad. Si bien es cierto que las revoluciones tienen un carácter fundacional, la era digital sin duda nos ha retado a reformular todas las estructuras. Las herramientas tecnológicas se han apropiado de los discursos económicos, políticos, jurídicos, culturales, sociales y psicológicos. El acceso a una red de internet ha cobrado tal importancia que, en el año 2011, la ONU lo declaró un derecho fundamental.
Los riesgos del acceso al internet
El acceso y uso del internet en toda su vastedad también ha supuesto diferentes retos; el principal y que más preocupa es la seguridad de la información. El manejo del habeas data también se ha posicionado como una garantía de especial protección en los ordenamientos jurídicos de los Estados. Dentro del espacio virtual siempre estamos susceptibles y en riesgo de que nuestra identidad pueda ser falsificada o ser víctimas de ciberataques. Este riesgo genera cada vez más inquietudes, sobre todo a nivel económico y corporativo, ya que cada vez son más los espacios que se trasladan al área virtual. La vida laboral, académica, financiera y social tienen un lugar en el internet. Por ello, hoy te queremos contar acerca de la prueba de vida pasiva y cómo por medio de ella puedes evitar que tus sistemas sean atacados.
Prueba de vida pasiva: ¡Protege tus sistemas!
¿Qué es una prueba de vida pasiva?
La prueba de vida pasiva es un método de verificación de la identidad que utiliza la tecnología biométrica facial. Cada vez es más empleada por las empresas y corporaciones como una forma de expandir y agilizar los procesos de verificación de identidad remotos y no asistidos. Las pruebas de vida son herramientas que funcionan por medio de una plataforma que mide datos biométricos y los analiza con el objetivo de evitar algún fraude. El sistema es capaz de determinar si la muestra obtenida corresponde a la de una persona viva, presente al momento de la captura, o se trata de una imagen o grabación.
¿Cómo contratar este servicio?
Además, como empresa en línea, este sistema resulta cómodo y eficaz en los procesos de verificación de identidad, ya que optimiza las posibilidades que brinda la biometría facial y reviste de gran importancia en materia de seguridad para ejercer control sobre la parte operativa. La idea de los desarrolladores ha sido el empleo de la inteligencia artificial para humanizar la tecnología, adaptándose a las necesidades de las corporaciones o proyectos y sus clientes. Las pruebas de vida, por lo tanto, favorecen la automatización del onboarding y verifican, sin margen de errores, que la identidad de la persona del otro lado de la pantalla es correcta.
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